Llevo muuucho tiempo sin alimentar mi blog y qué mejor manera de retomarlo con esta experiencia tan mágica!
Este verano, la vida me regalaba uno de los momentos más especiales de mi trayectoria en la tierra y todo esto tuvo que ver con el pequeño gran ser de luz, MIKA.
Atardecía en Benicassim, íbamos a cenar unos bocatas en la playa y los hombres de la casa, eligieron subir al apartamento a prepararlos, mientras las mujeres nos quedábamos con los niños disfrutando de la puesta de sol.
He visto espectaculares puestas de sol en diferentes e increíbles lugares del mundo, como la India, Tahiti, Neva Zelanda, Canadá… ninguna tan mágica como que viví este verano, la puesta de sol más mágica de mi vida, sin lugar a dudas.
Mágica por muchos motivos, el hecho de no tener a mano ningún teléfono móvil ni ninguna pantalla cerca, sin duda, fue una gran contribución, esto hizo que lo que allí vivimos lo hiciéramos en total presencia y permisión, sin juicio, sin expectativas, sólo dejamos que instintivamente sucediera …
Estar presentes nos permitió dejarnos fluir con la vida, y aunque no lo hicimos de manera consciente, formamos un círculo de manera literal y figurado, compuesto por mi amiga Cristina, mamá de Miri (11), Ari (5) y Mika (1), mis hijas Sandra (9) y Cristina (6) y yo, fue un círculo de , protección, calor y sustento, un círculo de amor y de unión entre mujeres de diferentes edades con una sólo misión, cuidar del pequeño MIKA.
Este pequeño ser de luz (un alma con recorrido que da para escribir un capítulo a parte) lo sabía, sabía que estábamos ahí para él y eso le dio seguridad y le hizo sentirse muy feliz!!!
En nuestra sociedad, tratamos de entretener a los niños con estímulos externos, pantallas y millones de inventos de luces y sonidos, cuando es todo mucho más sencillo… LIBERTAD y NATURALEZA, en mi vida he visto a un bebé más conectado y feliz que Mika esa tarde.
Gateaba, se rebozaba por la arena, experimentaba (se la comía) se iba hacia la orilla… no le coartamos en ningún momento, sólo le poníamos límites lógicos que le garantizaban su supervivencia y esa tarde, iba de mano en mano, aplaudía, corría, se ponía de pie, nos imitaba, incluso consiguió mantener el equilibrio mientras interactuaba, sin tiempo, a su ritmo, en su espacio libre y FELIZ.
Tengo que reconocer, que a nuestra mente “civilizada” le costaba permitirle estar completamente lleno de arena COMO UNA AUTÉNTICA CROQUETA, hasta el pelo! Pero cuanto más sonreía más nos dábamos cuenta, sin palabras, sin planear nada, que era por ahí…
¿Y qué ocurrió después? Pues que su madre le duchó, le arropó, cenamos, nos tumbamos a ver las perseidas y cuando nos dimos cuenta, el pequeño Mika dormía plácidamente en el carrito, sin llorar, sin protestar y FELIZ.
Ese día entendí muchas cosas, comprendí la vasta y pura inteligencia del ser humano, comprendí nuestra libertad natural, nuestro instinto de supervivencia y lo más bonito de todo fue, formar parte del grandioso y mágico círculo de mujeres de diferentes edades, que allí formamos, de manera espontánea, sin prisas, sin horarios, sólo la playa, los niños y nosotras.
Con más de 18 años de experiencia trabajando y empatizando con mujeres de todo tipo, edades, razas, condición física y social, entendí en el más amplio sentido, que la MUJER con mayúsculas, es un ser completamente mágico, maravilloso y grandioso, que juntas y solidarias somos muy poderosas y lamentablemente no somos conscientes de ello.
Entendí que la vida es mucho más sencilla, que a tus hijos les da igual si tienes raíz de no haberte teñido, entendí que no existen más juicios que los que nosotras emitimos hacia nosotras mismas.
Entendí que no tenemos forzar nada para encajar, sino todo lo contrario, cuando te permites SER todo fluye.
Disfruté de la LIBERTAD de experimentar SIN MÓVILES.
Entendí que todos los juguetes sobran, que lo que de verdad necesitan niños y adultos es su tribu, una tribu verdad, en cuerpo y alma, una tribu presente sin pantallas y sin millones de listas de planes interminables en la cabeza.
Entendí que si hay que forzar no es por ahí
Entendí que los niños, de manera natural también cuidan y protegen a los otros niños, sin gritos, sin amenazas y sin presiones
Entendí que existe un lenguaje mucho más allá de las palabras
Entendí que si es deprisa, no es por ahí
Entendí que si tienes que presionarte, no es por ahí
Entendí que si no te respetas y no respetas los tiempos, no es por ahí
Entendí que no hay atentado más grande hacia tu persona que negar tu grandeza
Entendí que lo único que necesitamos en la vida es a nosotras mismas, NADA MÁS.
Entendí, que definitivamente, estamos confundidos
Y por último, también entendí que, si tú quieres, esto puede ser un gran punto de partida…y si también lo eliges yo puedo contribuirte en ello a través de la terapia sistémica y constelaciones familiares.
Gracias Mika, gracias VIDA.